Isabel Montiel tiene 18 años y desde niña ayuda a sus padres
a vender globos y burbujas en la calle. Se llama a si misma comerciante y me
contó que es un trabajo que le divierte, ya que observa a muchos tipos de
personas pasar y cómo se entretienen en los jardines.
Le pregunté a Isabel sobre las dificultades que tenía al
momento de montar y desmontar su puesto, así como las complicaciones que podía
tener al cambiar su mercancía de lugar, yo esperaba que se quejara del transporte
público, de que nadie la ayudaba o de los difícil que puede ser andar en la
calle con tantas cosas, pero no, dijo que lo que más le preocupaba era que a veces,
si no guardaba bien sus cosas, que podía dejar una botella de jabón de burbujas
abierta y esta se podía
caer al suelo y “pues queda manchado y da mala imagen.”
Me explicó también que para elegir un lugar, se fijaba que
pasara mucha gente para que la vieran y fuera más fácil vender, “pero sobre todo,
no estorbar” me dijo: “aunque sea un lugar chiquito, yo acomodo bien mis cosas
y pues, no estorbar.”
Cuando le pregunté que dónde le gustaba vender más, la noté nerviosa porque creía que
tenía que responder que ahí, en el Rancho de Villa, así que le dije que podía
decir cualquier lugar en el que se pusiera a vender sus productos, que me
dijera la verdad, que cuál era su lugar favorito, entonces sonrió y me dijo “en
Comala, porque hay más árboles para la sombrita y hace menos calor.”
Y aunque es un trabajo pesado, ya que a veces trabaja de 10 am
a 11pm en distintos jardines (el centro de Colima, Villa de Álvarez, Comala y el Rancho de
Villa) siempre se va feliz a casa, porque tuvo la oportunidad de ver por lo
menos a un niño feliz con alguno de sus productos “me gusta ver a los niños
sonriendo, ¡Se vuelven loquitos!” dice.
Sobre lo negativo de su oficio, me comenta que lo que no le
gusta de su trabajo no tiene nada que ver con el sol, el calor, el transporte
público, sí no la actitud
de la gente “Lo qué no me gusta de mi trabajo es que cuando das a
ofrecer algo (a las personas) te hagan mal gesto. ¡Es mi trabajo!”
Debo de admitir que esperaba muchas respuestas negativas o quejas, sobretodo porque se trataba de una persona joven con mucha responsabilidad y con un trabajo que puede ser pesado y tedioso, pero me sorprendió y alegró bastante ver la actitud positiva de esta joven que le ve lo alegre a su trabajo y lo disfruta. Para mí, Isabel es un buen ejemplo a seguir y deberíamos de aprender de ella a fijarnos menos en las cosas negativas en nuestra vida y ver las buenas, para poder disfrutarla.
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